No soy fan de Alberto Fuguet. Hasta hace poco afirmaba sin dudar que su estilo literario no calza con mis gustos ni intereses. Por otro lado, en este blog declaro mi pasión por la historieta en general.
Y entonces aparece "Road Story", la adaptación gráfica de un cuento corto de Fuguet en manos de Gonzalo Martínez. Aparece y sirve como inauguración de mis críticas sobre el género de las novelas gráficas (o narrativa dibujada, para los puristas).
¿Por donde tomar entonces esa tarea? Lo hago exponiendo mi propio proceso:
Primero, y aunque suene a perogrullada: que no te la cuenten; compra la novela. Independiente del hecho de que Fuguet sea o no de tus autores preferidos, si de verdad no quieres quedarte en palabras de buena crianza sobre la eterna agonía de la historieta nacional, si en serio deseas ver el añorado resurgimiento de éste campo artístico para los guionistas y dibujantes nacionales, compra la novela. No te detengas en inútiles discursos nihilistas, trasnochados y belicosos. Yo mismo abogaba en mensajes anteriores para esclarecer límites y definiciones sobre el género: que historieta, comic o tebeo no son lo mismo que novela gráfica, que adaptar una novela no es lo mismo que escribirla gráficamente desde el principio; que el término novela gráfica en sí suena más a inventiva comercial ... y en suma todo eso no es lo más importante. Lo importante es que (aunque me pese reconocerlo) sin Fuguet o Alfaguara detrás de esto, no podríamos estar escribiendo o leyendo sobre este acontecimiento.
Ah ... y no compres una versión pirata. El original me ha costado seis mil pesos, un valor al alcance de los bolsillos de muchos de nosotros. La diferencia con el valor de una hipotetica versión "de cuneta" no vale la pena comparado al daño que le podemos hacer a esta pequeña semilla que nos tiene a todos tan maravillados tras esta repentina floración.
Segundo, no la leas prejuiciado. Yo tuve el gratísimo placer de descubir a "otro" Fuguet de la mano del talento de Gonzalo Martínez. Como han confesado ambos, Martínez tuvo amplia libertad para eliminar cuanto texto estimó conveniente. Para aquellos que realmente leímos a Fuguet luego del boom de "Mala Onda", que nos fuímos desencantando de algunas cosas posteriores en su trabajo, el resultado es un re-descubrimiento.
Y sucede que tras la poda, nos quedamos con lo mejor de Fuguet. Gracias, Gonzalo, por devolvernos la causticidad, la ironía, la sinceridad en la introspección y el talento de Fuguet para poner en pocas líneas verdades como puños. Gracias por eliminar otras cosas que alejaron a este narrador de su público original. El mismo Alberto parece haberse dado cuenta (como lo deja ver en su introducción) que la principal gracia de su escritura es su estilo predominantemente visual. Eso puede augurar futuras colaboraciones en este nuevo formato, así como la decantación de Fuguet por el mercado audiovisual por encima del literario.
Tercero, lee este trabajo más de una vez. Con muy pocos libros me ha pasado como con este, que te entrega pequeños placeres nuevos al detenerte en episodios, en escenas o diálogos que te gusta volver a leer. No voy a hacer spoilers, pero por ejemplo, recomiendo la escena en el bar con los amigos del protagonista.
Cuarto, si deseas como yo dedicarte a hacer guiones para historieta, toma éste trabajo como un buen cuaderno de ejercicios. No es perfecto, pero tiene secuencias y secciones de una calidad sobresaliente, más aún considerando la intencional pobreza de recursos estilísticos. Al ser un trabajo en blanco, negro y grises, Gonzalo utilizó al máximo sus talentos para entregarnos una narrativa eficaz, impresionista y efectiva en gran parte de esta novela.
Quinto, aplica algo de condescendencia sobre algunos fallos gráficos que puedas notar. Se trata de una ópera prima hecha con mucho nervio y presión, lo que explica que la calidad gráfica de Gonzalo (y Demetrio Babul en los grises con casi completa eficacia) acá no sea siempre pareja a lo largo de todo el libro. Road Story es el primero de lo que espero sean muchos trabajos futuros, por lo que es injusto (y puede que hasta idiota) pedirle ahora la calidad de competidores que llevan muchos años de delantera expandiendo el género en NorteAmérica y Europa.
Nadie le pide a un pequeño que recién empieza a caminar, que rompa récord en algún velódromo.
Para terminar y resumir, ayer pasé por una librería de Santiago que tiene un hermoso display de buenas dimensiones para promover el trabajo de Alberto y Gonzalo, y una agradable sensación me recorrió el cuerpo. Estaba viendo el trabajo de un dibujante chileno, destacado a la entrada de una librería del barrio alto. Ya no era necesario poner gesto culpable ante el librero para preguntar por la sección de cómic y encontrarla (si había suerte) perdida en el fondo de las filas de anaqueles. Ese logro, que sinceramente espero se prolongue en el tiempo y marque el ansiado renacer que tantos de nosotros esperamos, vale por cualquier crítica negativa que pudiera hacerse sobre Road Story. Si se trata de decir algo malo del otro, siempre habrá quien pueda hacerlo.
Debemos ver este trabajo con altura de miras, con admiración sincera hacia sus gestores (Alfaguara, Alberto, Gonzalo y Demetrio ... ¡que cojones!) y agradecimiento profundo hacia lo que puede significar para todos nosotros, los que de verdad amamos la historieta chilena.
Y entonces aparece "Road Story", la adaptación gráfica de un cuento corto de Fuguet en manos de Gonzalo Martínez. Aparece y sirve como inauguración de mis críticas sobre el género de las novelas gráficas (o narrativa dibujada, para los puristas).
¿Por donde tomar entonces esa tarea? Lo hago exponiendo mi propio proceso:
Primero, y aunque suene a perogrullada: que no te la cuenten; compra la novela. Independiente del hecho de que Fuguet sea o no de tus autores preferidos, si de verdad no quieres quedarte en palabras de buena crianza sobre la eterna agonía de la historieta nacional, si en serio deseas ver el añorado resurgimiento de éste campo artístico para los guionistas y dibujantes nacionales, compra la novela. No te detengas en inútiles discursos nihilistas, trasnochados y belicosos. Yo mismo abogaba en mensajes anteriores para esclarecer límites y definiciones sobre el género: que historieta, comic o tebeo no son lo mismo que novela gráfica, que adaptar una novela no es lo mismo que escribirla gráficamente desde el principio; que el término novela gráfica en sí suena más a inventiva comercial ... y en suma todo eso no es lo más importante. Lo importante es que (aunque me pese reconocerlo) sin Fuguet o Alfaguara detrás de esto, no podríamos estar escribiendo o leyendo sobre este acontecimiento.
Ah ... y no compres una versión pirata. El original me ha costado seis mil pesos, un valor al alcance de los bolsillos de muchos de nosotros. La diferencia con el valor de una hipotetica versión "de cuneta" no vale la pena comparado al daño que le podemos hacer a esta pequeña semilla que nos tiene a todos tan maravillados tras esta repentina floración.
Segundo, no la leas prejuiciado. Yo tuve el gratísimo placer de descubir a "otro" Fuguet de la mano del talento de Gonzalo Martínez. Como han confesado ambos, Martínez tuvo amplia libertad para eliminar cuanto texto estimó conveniente. Para aquellos que realmente leímos a Fuguet luego del boom de "Mala Onda", que nos fuímos desencantando de algunas cosas posteriores en su trabajo, el resultado es un re-descubrimiento.
Y sucede que tras la poda, nos quedamos con lo mejor de Fuguet. Gracias, Gonzalo, por devolvernos la causticidad, la ironía, la sinceridad en la introspección y el talento de Fuguet para poner en pocas líneas verdades como puños. Gracias por eliminar otras cosas que alejaron a este narrador de su público original. El mismo Alberto parece haberse dado cuenta (como lo deja ver en su introducción) que la principal gracia de su escritura es su estilo predominantemente visual. Eso puede augurar futuras colaboraciones en este nuevo formato, así como la decantación de Fuguet por el mercado audiovisual por encima del literario.
Tercero, lee este trabajo más de una vez. Con muy pocos libros me ha pasado como con este, que te entrega pequeños placeres nuevos al detenerte en episodios, en escenas o diálogos que te gusta volver a leer. No voy a hacer spoilers, pero por ejemplo, recomiendo la escena en el bar con los amigos del protagonista.
Cuarto, si deseas como yo dedicarte a hacer guiones para historieta, toma éste trabajo como un buen cuaderno de ejercicios. No es perfecto, pero tiene secuencias y secciones de una calidad sobresaliente, más aún considerando la intencional pobreza de recursos estilísticos. Al ser un trabajo en blanco, negro y grises, Gonzalo utilizó al máximo sus talentos para entregarnos una narrativa eficaz, impresionista y efectiva en gran parte de esta novela.
Quinto, aplica algo de condescendencia sobre algunos fallos gráficos que puedas notar. Se trata de una ópera prima hecha con mucho nervio y presión, lo que explica que la calidad gráfica de Gonzalo (y Demetrio Babul en los grises con casi completa eficacia) acá no sea siempre pareja a lo largo de todo el libro. Road Story es el primero de lo que espero sean muchos trabajos futuros, por lo que es injusto (y puede que hasta idiota) pedirle ahora la calidad de competidores que llevan muchos años de delantera expandiendo el género en NorteAmérica y Europa.
Nadie le pide a un pequeño que recién empieza a caminar, que rompa récord en algún velódromo.
Para terminar y resumir, ayer pasé por una librería de Santiago que tiene un hermoso display de buenas dimensiones para promover el trabajo de Alberto y Gonzalo, y una agradable sensación me recorrió el cuerpo. Estaba viendo el trabajo de un dibujante chileno, destacado a la entrada de una librería del barrio alto. Ya no era necesario poner gesto culpable ante el librero para preguntar por la sección de cómic y encontrarla (si había suerte) perdida en el fondo de las filas de anaqueles. Ese logro, que sinceramente espero se prolongue en el tiempo y marque el ansiado renacer que tantos de nosotros esperamos, vale por cualquier crítica negativa que pudiera hacerse sobre Road Story. Si se trata de decir algo malo del otro, siempre habrá quien pueda hacerlo.
Debemos ver este trabajo con altura de miras, con admiración sincera hacia sus gestores (Alfaguara, Alberto, Gonzalo y Demetrio ... ¡que cojones!) y agradecimiento profundo hacia lo que puede significar para todos nosotros, los que de verdad amamos la historieta chilena.
3 comentarios:
Personalmente no me gusta Fuguet, pero compre la novela grafica exclusiva y unicamente por gonzalo martines...admito que no es un virtuoso de la pluma, pero tiene el gran talento de llevar al lector a diversas atmosferas a lo largo de la obra. No maneja a la perfeccion los detalles, pero es muy contemplativo, y exquisito a la hora de narrar un ambiente visualmente...
Lejos de que me alla gustado o no, me parece buenisima la propuesta;
Por lo que tengo entendido el 2008 rodrigo salinas lanzara una novela grafica, al igual que berni, por lo que espero con ancias que se concreten esos proyectos.
Eso no mas pues
Un abrazo!
Cristian Valenzuela
He leído una vez la Novela Gráfica de Fuguet y Martinez. No me sorprendí con la capacidad narrativa de Gonzalo, a pesar d ehaber leído pocas cosas de él, me esperaba un resultado que de todas formas sería el reflejo del oficio que puede obtener una persona que deja tanto de sí en su trabajo. Se lee una obra en la que se ha vertido mucho cariño, es intensa, elegante, nada sobra. Creo que le debo una nueva lectura, sin pausas, para dimensionar de mejor forma el ritmo. Un gran trabajo sin duda.
oye, escribete otra cronica po manke.
ya me havia acostumbrado a leer una o dos en la semana y ya va mas de un mes.... =(
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